“Cuándo estoy bien hago de más, y luego paso varios días sin poder
moverme”
Las personas con fibromialgia, suelen caracterizarse por ser muy activas. Por
este motivo cuando aparece el trastorno de dolor crónico suelen tratar de
mantener su nivel de actividad para sentirse más ellos mismos y para que el
dolor no les venza: “no va a poder conmigo”, sin embargo esta estrategia les
aumenta la ansiedad, el cansancio y el dolor.
Por otro lado hay pacientes que dejan de hacer actividades: “no lo hago
porque me va a doler”, pero a la larga esto hace que a nivel físico pierdan
masa muscular, aumentando el dolor y el cansancio, mientras que a nivel
emocional, en algunos casos, puedan llegar a padecer trastornos depresivos.
En otros casos los pacientes cuando se encuentran mejor hacen de más y
cuando están con mucho dolor reducen totalmente su actividad.
Por lo tanto, ninguno de los patrones anteriores son adecuados para los
afectados de fibromialgia porque aumentan el dolor y el cansancio es por
eso que tienen que aprender a buscar un punto de equilibrio entre la
actividad y el descanso, anticipándose al dolor, haciendo las cosas de otra
manera, pidiendo ayuda, cuidando las posturas, etc.
“¿Hay actividades prohibidas?”
Al contrario, lo que hay son formas no adecuadas de hacerlas. No se trata de
cambiar las actividades sino la frecuencia e intensidad con que se realizan.
Por ejemplo: si me gustaba bailar, tengo que elegir el día para ir a bailar, 12
estar menos tiempo del que estaba, parar y descansar entre baile y baile y
cuidar las posturas, ya que habrá movimientos que no podré hacer. Si
aceptamos nuestras limitaciones las venceremos, si las ocultamos vencen
ellas.
“¿Por qué es bueno hacer ejercicio?”
Cuando un paciente de fibromialgia deja de moverse por el dolor acaba
perdiendo masa muscular y vigor físico, eso hace que cada vez que tenga
que realizar la misma actividad le cueste más hacerla y aumente su fatiga y
bajo estado de ánimo.
Se ha comprobado que el ejercicio aeróbico moderado es el más beneficioso.
No obstante debe graduarse en función del dolor, aceptando que cuando
estemos mejor haremos más, sin ponernos metas irreales (“es que yo antes
era….”) si no más acordes con nuestro momento actual (“ahora soy”).
“Me han dicho que haga ejercicio pero ¿qué tipo de ejercicio es mejor?”
En primer lugar antes de elegir un tipo de ejercicio habría que tener en
cuenta las diferencias individuales: la edad, el curso del trastorno y las otras
enfermedades asociadas.
El ejercicio más efectivo barato y es caminar (lo podemos graduar fácilmente
y lo hacemos en cualquier momento).
También ayuda hacer movimientos suaves en el agua, ya que al flotar nos
cuestan menos.
Además es de gran ayuda aprender una serie de estiramientos adaptados al
trastorno que podemos practicar en casa en poco tiempo.
Los más recomendados son Yoga, Tai-Chi, Pilates...
No hay comentarios:
Publicar un comentario